Por un trozo de la tarta

Más lentamente de lo que sería deseable, pero con una gran celeridad visto el punto del que partíamos y dónde nos encontramos, las bodegas españolas han asumido que la única forma de vender más es a base de salir al mercado y dar a conocer sus productos.

Y aunque sabemos que la explosión de resultados obtenidos en estos últimos años, en los que nos hemos convertido en el segundo país exportador, no podrá mantenerse al ir madurando los mercados y siendo cada día más las bodegas que compiten por hacerse con ese hueco que deja otra; la apuesta de las bodegas españolas por el mercado exterior es firme y tiene grandes visos de continuidad. Al menos a tenor de los planes de promoción en terceros países presentados y la decisión mostrada por aprovechar las campañas de información en el seno de la Unión Europea.

Muchas denominaciones de origen, algunas ellas con forma jurídica de interprofesión, pero muchas otras anteponiendo la necesidad a la formalización jurídica, han ido encontrando la forma de optimizar la utilización de fondos con el objetivo de acudir a los mercados de manera conjunta.

Aún con todo y con ello, se me antoja insuficiente visto cómo actúan aquellos países que son nuestra competencia directa, como Francia e Italia. O la de aquellos otros que aspiran a convertirse en alternativa como pudiera ser el caso de Argentina.

Está claro que cada vez es mayor el comercio mundial de vino, que los mercados son más globalizados y ya no se consume solo lo que se produce en casa. Eso es una gran amenaza porque supone que cada vez son más los que luchan por hacerse con un pequeño trozo del mercado. Pero también supone una excelente oportunidad para España, cuyos precios son tomados como referencia por nuestros competidores. Gozamos de una excelente reputación de calidad en nuestros vinos y estamos consiguiendo aguantar ese espectacular incremento en el precio que nos ha permitido pasar del poco más de un euro litro a los actuales uno con cuarenta y dos céntimos de noviembre.

Un ejemplo en Argentina

Con la publicación de la Resolución C49 de fecha 23 de diciembre de 2013, se convierte en mención obligatoria en el etiquetado de todos los productos vínicos definidos por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) argentino, y para todas las capacidades, y tipos de envases; el isologo, leyenda o código QR, “Vino Argentino Bebida Nacional”. Entre tanto, en España seguimos abordando los mercados nacionales con imágenes regionales, protagonizadas por las Comunidades Autónomas o Indicaciones Geográficas Protegidas que escasamente son conocidas por los consumidores. Coincidiendo en exposiciones internacionales con aquellas que participan agrupadas bajo el pabellón nacional de Vinos de España.

A pesar de ello, el mercado exterior sigue siendo nuestra “tabla de salvación” y la única forma que tienen nuestras bodegas de darle salida a una producción que llega a quintuplicar el volumen que demandamos en el mercado interior y que se sitúa por debajo de los diez millones de hectolitros, cifrando el consumo per cápita en los veinte litros.

Otro claro ejemplo de esta unidad de mercado que nos caracteriza y esa visión a largo plazo para atraer a los consumidores hacia los vinos españoles, la podríamos encontrar en la Conferencia Sectorial de Agricultura, en cuya última reunión, celebrada el pasado lunes, se procedió a la “distribución” autonómica de los 128,5 millones de euros de fondos que procedentes de la Unión Europea que llegarán a España durante el 2014 para la reestructuración y reconversión del viñedo dentro del Programa de Apoyo Nacional.

Medida que junto a la otra gran decisión adoptada, la asignación de 5.510 derechos de plantación (hectáreas) procedentes de la reserva nacional y a solicitud de las Comunidades Autónomas, sin duda ayudará a nuestro sector a ser más competitivo.

El problema de todo esto está en que producir más está muy bien, es más, es necesario si queremos ser competitivos; pero lo que aumentamos en producción luego hay que venderlo de más. Y visto cómo evoluciona el consumo interno, solo la entrada en nuevos países y la consolidación de los mercados ya existentes, parecen ser capaces de solucionarnos el problema de excedentes que estamos generando.

La sangría, española

Aunque un tanto en desuso, no hay duda de que la sangría forma parte de nuestra forma de vida, de nuestras costumbres y de que se trata de un producto típicamente español. El reconocimiento por parte del Parlamento Europeo limitando el uso del término “sangría” a la bebida elaborada en España y Portugal así lo reconoce y obligará al resto de productores europeos a envasar esta bebida bajo el epígrafe “bebida aromatizada a base de vino”.

Para poder valorar en su justa medida la importancia de este reconocimiento, convendría recordar que en el panel de consumo elaborado por el Magrama la de las bebidas elaboradas con vino es la única categoría que presenta un crecimiento constante desde que en el año 2008 comenzaron a publicarse sus datos de manera independiente.

Tampoco convendría olvidar que es una excelente puerta de entrada al consumo de vino, ya que su carácter afrutado y de baja graduación permite acercarse de una forma mucho más desenfadada al mundo del vino, sin aquellos complejos que parecen pesar en muchos consumidores a la hora de elegir un vino y que parecen obligarle a “entender”.

Y para aquellos que consideren que es una bebida que incita al alcoholismo entre los jóvenes, baste con decirles que estos consumen igual esta bebida, con indicación o no, y que, en la mayoría aplastante de los casos, optan por bebidas de mucha mayor graduación alcohólica.

Pero si importante resulta ofrecer al consumidor los productos convenientemente identificados y etiquetados, no lo es menos preservar el medioambiente y dejarles una herencia a nuestros hijos mejor de la que hemos recibido de nuestros padres. Especialmente sensibilizadas, las bodegas españolas han puesto en marcha una iniciativa que persigue reducir el consumo de agua, uso de fertilizantes y pesticidas, reducir y reutilizar los residuos generados, minimizar el consumo de energía, así como la integración de energías renovables; con el fin de mejorar la eficiencia y sostenibilidad de sus procesos productivos.

Aquellas bodegas que cumplan con los requisitos de sostenibilidad establecidos en el proyecto europeo ECO-Prowine, que así se llama, podrán acceder a la utilización de la etiqueta de sostenibilidad.

Más promoción, pero con el mismo dinero

Llega un nuevo año y con él esperanzas renovadas en la recuperación económica y las repercusiones que sobre el consumo interno de vino pudiera tener. Son muchos los expertos que auguran un 2014 lleno de éxitos económicos, incluso algunos llegan a atreverse a señalarlo como el del final de la crisis. Yo no voy a ser tan osado (me gustaría, pero luego me critican), pero sí estoy seguro de que va ser un buen año para el sector.

Los precios en origen podrían ser la cruz de la moneda, pero hasta ahora se están manteniendo en niveles aceptables. Lejos, muy lejos de los del pasado año, pero en niveles asumibles.

Y para que todo esto pueda reflejarse en las tasas de consumo interno, la Unión Europea publica cuatro reglamentos: Desarrollo Rural, Cuestiones horizontales, Pagos Directos y Organización Común de Mercado; más uno de Medidas transitorias. Encaminados a hacer un sector vitivinícola más competitivo, mediante la inclusión en los Programas Nacionales de Apoyo, por ejemplo, de la promoción y la innovación.

De este modo será posible dotar con fondos procedentes de los PAN, siempre y cuando el Estado Miembro (España tiene previsto hacerlo) lo incorpore en su Programa Nacional, aquellos planes que tengan por objeto inversiones tangibles e intangibles destinadas al desarrollo de nuevos productos, procedimientos y tecnologías relacionadas. Con ello se intenta mejorar la comercialización y competitividad de los productos vinícolas.

Problema de esto: que será necesaria la publicación del Real Decreto correspondiente que incorpore esta medida al Programa español y, lo menos bueno, que se hará a base de retraer fondos del resto de medidas, de una ficha financiera de 210,33 M€ que ya se vio disminuida como consecuencia de la salida de 142,75 M€ del Pago Único que se fueron al nuevo régimen de Pago Básico.

Eso sí habrá que ver de qué medida vamos a sacar los fondos pues la reconversión y reestructuración, que es la que mayor parte se lleva, está funcionando muy bien; la de promoción en terceros países excelentemente, y la de inversión es previsible que tras tantos años de freno por parte de las bodegas, haya llegado el momento de invertir algo en ellas.

Buenos propósitos

A las excelentes noticias económicas que están publicándose en estos días, y que anuncian una “tímida” recuperación de nuestra economía, quisiera añadir aquellas estrictamente vitivinícolas y que permiten afrontar el futuro más inmediato de nuestro sector con cierto optimismo.

Importante resulta que el año 2013 haya acabado con más de ciento cuarenta mil parados menos. Que la deuda de las familias y empresas haya descendido. Que la prima de riesgo se sitúe cercana a los doscientos puntos. Que la bolsa se haya revalorizado algo más de un veinte por ciento… Pero nada de todo eso sería suficiente si no tuviese su traslado al sector.

Perder un 12,5% del volumen en los diez primeros meses del año, o un 13,9% en cifras interanuales, podría parecer lo contrario. Pero si tenemos en cuenta que solo en el mes de octubre el volumen creció en un 18,5% o que en términos de valor en el acumulado del año hemos crecido un 7,8%, en el interanual un 7,2% y en el mensual un 11,0%; y que todo esto ha sucedido en un mes en el que las estimaciones de las cosechas europeas ya eran mucho más fiables y los operadores contaban con información suficiente como para hacer sus previsiones de abastecimiento para la campaña 2013/14; entenderán más fácilmente mi optimismo.

Si, además, tenemos en consideración que aquel precio medio de 1,14 €/litro del interanual de octubre’12 se ha elevado hasta el 1,42 €/litro en el del 2013, las cosas todavía son más esperanzadoras, ya que el temor a un desplome en las cotizaciones se hace más tenue, como así confirma el hecho de que el precio medio en octubre’13 “solo” haya caído un 6,4% y se sitúe en 1,49 €/litro.

Pero cuidado con lanzar las campanas al vuelo y pasarnos de la raya en nuestras aspiraciones, que estamos hablando del primer mes real de campaña y sabemos que las cosas pueden cambiar radicalmente en muy poco tiempo. Y no podemos olvidar que el propósito para esta campaña en este mercado estaría en el entorno de los veinticuatro millones de hectolitros.