Aunque se esperaba y estaba agendada, la toma de posesión del cuadragésimo séptimo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha causado un gran impacto mediático. Sus continuas amenazas sobre la implantación de altos aranceles a los productos procedentes de la Unión Europea y sus palabras, digamos que poco cariñosas, hacia nuestro país han disparado las alarmas. Y, aunque, con gran prudencia, el sector vitivinícola (uno de los productos que más negativamente pudiera verse afectado por sus políticas), sin alzar la voz, sí comienza a mostrar su preocupación, poniendo en valor los grandes esfuerzos que llevan haciendo nuestras bodegas por abrirse un hueco en ese mercado esencial. Trabajo que podría verse truncado, especialmente si la administración americana decidiese aplicar aranceles diferentes atendiendo al país de procedencia.
Pero, como bien destacan algunos expertos en cuestiones políticas, dejemos que el tiempo nos muestre hasta dónde llegan sus amenazas y trabajemos, desde la Unión Europea, como “dicen” estar haciendo desde que ganara las elecciones en el mes de noviembre, por estar preparados para afrontar cualquier contratiempo.
Mucho más cercano se nos presentan los datos de cosecha que se extraen de las declaraciones ampliadas del Infovi de noviembre. Según las cuales, se habrían vendimiado 4.945 millones de kilos de uva, de los que el cuarenta por ciento lo fueron de tintas y el sesenta de blancas. Volumen que se transformó en 35.803.148 hectolitros, de los que 31.026.486 se fermentaron como vino, el 42 por ciento en tintos y rosados y el resto en blanco. Mientras que 4.776.662 hl siguieron como mosto, siendo casi el setenta y ocho por ciento blanco.
Cifras que, si entramos en el detalle por CC.AA. nos permiten presumir que sufrirán modificaciones en los próximos informes, conforme se vayan conociendo con mayor exactitud unas declaraciones que, en esta ocasión, han ido más lentas de lo que debían. Una variación que, si bien algunas organizaciones llegan a cifrar en un millón más de producción mosto, hasta alcanzar una cosecha de 36’949 millones de hectolitros; no parece que pudiera ser suficiente para reactivar un mercado en el que amenazas comerciales y estancamiento del consumo pesan mucho más que unas producciones que según este Infovi aumentan un 9’9% en vino y 12’2% si incluimos el mosto.
Con una disminución en existencias del 0’5% hasta cuantificarlas en 58’237 Mhl: 6’589 de mosto, 22’956 de vino blanco y 28’692 de tinto. Lo que vendría a ayudar a entender lo que está sucediendo en el mercado, donde las bodegas están rebajando sus existencias en envasados, con descensos del 5’5% las de blancos y del 4’3% de los tintos. Mientras que en graneles, el stock de blancos resulta un 11’1% superior al del año pasado, como consecuencia de haber aumentado la producción de este tipo de vino un 20’5%. Mientras que la disminución en la producción de vinos tintos del 1’4% permite reducir sus existencias un 10’2%.
Todo ello con un consumo aparente que se mantiene estabilizado en los 9’78 Mhl (19’97 litros per cápita), con una ligera mejoría en tintos sostenida desde el mes de mayo.