Mucha estadística y el mercado parado

Son muchos los temas que se acumulan esta semana y que resultan de gran trascendencia para el sector: desde la apuesta del Ministerio por contar con datos de producción más cercanos y que verdaderamente ayuden a las bodegas en la toma de sus decisiones y planificación de la campaña, hasta los que hacen referencia al mercado exterior, tanto en su vertiente exportadora como importadora durante el pasado año 2013. O los referidos al consumo en el hogar hasta noviembre; sin olvidarnos de la estimación de cosecha publicada por la UE, o el aviso dado por la Comisión advirtiendo que las ayudas a la inversión no pueden restringirse atendiendo al tamaño de las empresas. De todos estos temas encontrarán una amplia información en nuestras páginas y en la web www.sevi.net que hemos renovado pensando en ustedes.

Muy posiblemente, el modificar las fechas para las declaraciones de existencias, de cosecha y de producción pueda parecer la información menos relevante. Pero si tenemos en cuenta cuál ha sido la reacción del mercado a la estimación hecha pública por el Ministerio de una cosecha por encima de los cincuenta millones de hectolitros; y que los representantes del sector demandan que esta información se sepa cuanto antes y que se traslade a los operadores de manera rápida y automática como sucede en otros sectores muy similares como el del aceite de oliva, quizá entendamos que no es tan banal y que sus consecuencias van mucho más allá de los datos de una campaña concreta.

Si además nos fijamos en que los operadores que tendrán la obligación de completar estas declaraciones se amplían a: productores de vino, productores de otros productos distintos al vino y no productores que lo hayan adquirido; es posible que acabemos con esas diferencias entre la información de unas declaraciones y otras que tantas veces hemos denunciado y logremos que los diversos colectivos que integran el sector cuenten con una información solvente y actualizada.

Lo que igual ayuda a que la Comisión en esas estimaciones europeas también actualice sus datos y los ajuste más a la realidad, pues cuando España ya ha publicado los 50,5 Mhl, en los balances comunitarios siguen figurando dos millones menos para nuestro país.

En cuanto a nuestro mercado exterior, pues qué les voy a contar, que seguimos manteniendo un buen ritmo en nuestras exportaciones, gracias al cual funciona el mercado, pues el consumo interno mantiene un estancamiento endémico. Aunque las esperanzas de recuperar los cuatro millones y medio de hectolitros perdidos sigue pareciéndome un sueño lejano.

¿Un nuevo modelo productivo?

Hay temas que por más recurrentes que puedan parecer, siguen siendo de gran importancia para el desarrollo del sector. Sin duda, uno de ellos es el relativo al consumo interno que tenemos y los pocos esfuerzos que desde los colectivos implicados se hacen por darle una solución satisfactoria.

Llevamos años lamentándonos de que el consumo cae, que la única alternativa para nuestro sector es la exportación y que cada vez más nuestras bodegas e instituciones le dan la espalda al mercado interior y a sus consumidores.

Porque si resulta que la salida de la crisis va a estar en el turismo, las exportaciones y los compradores de vivienda en España van a ser los extranjeros ¿qué somos los españoles? Mano de obra barata para mejorar la productividad de las multinacionales y producir barato para poder vender fuera. Es posible que este sea el modelo que queremos de país. Desde luego en él encaja perfectamente que todas nuestras aspiraciones sean seguir exportando y hacerlo (¡menos mal!) cada vez con mayor valor añadido. Pero me parece una pobre aspiración.

Yo, desde luego, preferiría que nuestros jóvenes, altamente cualificados no se formaran aquí con nuestros impuestos y luego produjeran en otros países. Que nuestras empresas produjeran productos con alto valor añadido, que el turismo de interior creciese y las viviendas recuperasen parte del valor perdido por el aumento de la demanda interna. Pero, sobre todo, que nuestros vinos no fueran ese producto del que abastecerse a bajo precio con el que resultar más competitivos en los mercados internacionales.

Y para todo ello son necesarias muchas cosas, desde luego muchísimas más de las que yo soy capaz ni tan si quiera de imaginar, pero sobre todo hay una que es básica: la voluntad de querer hacerlo.

¿Dónde está Wally?

A estas alturas ya quedan pocos que no sean conscientes del cambio que está experimentando nuestro sector, y los grandes esfuerzos que están haciendo todas las partes implicadas por adaptarse a unas condiciones de unos mercados cada vez más exigentes y abiertos. Lo sucedido con las vendimias en este último año, y las grandes dificultades que tuvieron que afrontar cooperativas que antaño fueron criticadas por la sobredimensión de sus instalaciones, justifican en sí mismo esa preocupación que invade a un sector que cada día es más consciente de enfrentarse a un grave problema estructural.

Es posible que lo sucedido con esta cosecha no solo sea consecuencia de la reestructuración, la climatología y el mayor número de vendimiadoras; pero lo que es seguro es que ese cambio se ha producido y el sector debe enfrentarse a sus consecuencias.

Hay que vender más y mejor. Mantener los precios que hemos alcanzado en este último año y transformar diez millones de hectolitros de vino exportado a granel en vino envasado con mayor valor añadido. Incluso los hay que yendo un poco contra corriente ya comienzan a plantearse que “a lo mejor” ha llegado el momento de volver a prestarle algo de atención al mercado interior, e intentar recuperar un poco de su consumo.

¿Pero cómo? Porque la teoría está muy bien, pero por sí mismo no va a suceder. Hay que hacer cosas concretas. ¿De forma individual? ¡Pues hombre!, es posible y habrá a quien le dé resultados, pero parece más lógico pensar que la unión en el objetivo, la definición de acciones y su ejecución lo haría más fácil. Pero para ello es necesario, primero tener la voluntad de hacerlo, y luego encontrar la persona, y posteriormente la institución, que lo lleve a cabo.

Reivindicando nuestro papel

Pasar de 38,86 millones de hectolitros publicados como estimación de cosecha del Magrama en junio a 50,58 en noviembre no parece que sea un dato que pueda deberse a una mejora en las condiciones climáticas y sus repercusiones en la producción. Más bien hace pensar que, o el Ministerio no cuenta con recursos suficientes como para publicar una información coherente y adecuada a la realidad de la producción, o que, dejados llevar por un exceso de recelo en sus estimaciones, optan por dejar que sea el propio sector el que averigüe cuál puede ser la cosecha y sea él el que acarree con las consecuencia que su estimación pudiera tener en los precios, primero de las uvas y posteriormente de los mostos y vinos.

Pero tranquilos porque no parece importarle mucho al sector, ya que sí saben criticar y poner en duda la independencia de los medios a la hora de publicar sus estimaciones, llegándolos a señalar como los responsables de los precios (sean unos u otros), pero permanecen callados ante la falta de información de un Ministerio que pagamos todos, y unas estimaciones que están a años luz de las que a nivel empresarial se barajan.

Claro que cabe la posibilidad también, de pensar que este trabajo de publicar información estadística con el que permitir a las empresas del sector tomar las decisiones necesarias en la planificación de su campaña, hayan decidido externalizarla hacia empresas ajenas a la administración pública. El problema es que estas empresas ya no cuentan con las subvenciones de antaño y que para subsistir deben cobrarla, aunque cuando sí las recibían, también cobraran la información.

Pero quedémonos con lo bueno. Ya tenemos una cifra oficial más cercana a lo que puede haber sido la cosecha de 2013, los precios medios en exportación aguantan, el mercado sostiene sus cotizaciones y el consumo parece haber tocado fondo. Aunque, por encima de todo esto, resaltemos que nuestro sector dispone de suficiente información para poder trabajar al margen de Ministerios y organismos oficiales.