Una barrera más superada

Está bastante claro que el tema de la Organización interprofesional del Vino en España (OIVE) y su extensión de norma, lejos de solucionarse y permitir su puesta en marcha tras casi dos años transcurridos desde su constitución el 31 de julio de 2014, sigue levantando ampollas, que van más allá de cuestiones burocráticas o de procedimiento, como pudiera ser su publicación en el BOE.

El malestar creado entre la OIVE y las Denominaciones de Origen españolas, representados por la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV) promete ir mucho más allá y convertirse en un grave obstáculo para su desarrollo.

La convicción con la que desde las organizaciones fundadoras de la OIVE se entiende que no es posible legalmente darle cabida a los Consejos Reguladores como socios, al no poder incluirse en el ámbito profesional recogido en el artículo 6 de sus Estatutos; contrasta con la posición mantenida por la CECRV que, ante lo publicado en la pasada editorial anunciando que “…parecen superados los primeros roces…”, se han apresurado a aclarar, con gran rotundidad, en una nota interna que “…no entendemos en qué se basa esa afirmación, porque la posición de la CECRV o de los Consejos Reguladores en relación a la OIVE no ha variado en modo alguno en los últimos meses. Tal y como ha quedado de manifiesto en las últimas dos asambleas generales, se le ha transmitido que los Consejos Reguladores siguen sin entender ni aceptar que no se haya contado con ellos para darle forma a la OIVE…”

¿Ha sido esta una de las razones? ¿El peso de la Asociación de Empresas del Vino de España (AEVE) donde se encuentran integradas empresas de Castilla-La Mancha y Extremadura, de gran peso en el sector, a la que se le da entrada con un 10% de representatividad en la rama comercializadora? ¿La provisionalidad del Gobierno en funciones? ¿O un poco de cada una lo que ha llevado a dilatar la puesta en marcha de la extensión de norma?

No lo sabemos. Pero poco importa, mientras se lleve a delante de una vez por todas. El sector necesita, si me lo permiten, como agua el viñedo, esta Interprofesional que ponga un poco de orden, que coordine actuaciones, que ponga en valor las sinergias de sus integrantes y recupere el consumo, dotando al sector de mayor información y transparencia, que acabe traduciéndose en mayor rentabilidad.

Sus Estatutos establecen perfectamente los requisitos para obtener la condición de asociado en su Título III y, por lo visto, eficientemente. Lejos de “parecer” encauzado el problema, se mantiene el conflicto sobre la incorporación como asociados de las Denominaciones de Origen. Un tema en el que, de una forma u otra, tendrán que entenderse, pero que, en mi opinión, no debería ser ningún impedimento para cualquier acuerdo. Y el Magrama, en funciones o no, deberá gobernar y publicar en el BOE lo acordado por el sector.

Confiemos en que, tras el visto bueno del Consejo General de Organizaciones Interprofesionales Agroalimentarias, lo que suceda sea la publicación de la Orden Ministerial y no, como algunas fuentes aventuraban, que lo que vaya a recoger sea un anuncio oficial, similar al que se publicó el pasado noviembre, por el que abriría un plazo para remitir alegaciones.

Si esto es así y a lo largo de junio ve la luz, a partir de la campaña 2016/17 y para tres campañas (1 agosto a 31 de julio), en base a las declaraciones obligatorias del Sistema de Información Vitivinícola (INFOVI), se establecerán las cuotas devengadas en el momento de la salida del vino comercializado, con independencia del año de producción, a abonar obligatoriamente por todos los operadores, cuyas cuotas se mantienen en 0,065€/hl para el vino comercializado a granel y 0,23 €/hl para el envasado, sea cual sea su destino.

La OIVE tendrá extensión de norma

Visto lo visto, no nos debería sorprender mucho encontrarnos con que alguna extraña razón acabara provocando que se demorara algún tiempo más la publicación de la Extensión de Norma, que permita poner en funcionamiento la Organización Interprofesional del Vino Español (OIVE). Pero, de no ser así, el compromiso del Magrama es hacerlo en el plazo de menos de un mes. Lo que permitiría su aplicación de cara ya a la próxima campaña.

Sin duda, será una excelente noticia que habrá que ratificar con la Orden Ministerial que se publique en el correspondiente Boletín Oficial del Estado (BOE), pero que, en mi opinión, supone un paso de gigante para el desarrollo del sector.

Está claro que ni la OIVE, ni su Extensión de Norma, ni la contratación del personal que la haga realidad, ni las campañas que vayan a desarrollar… van a solucionar todos nuestros problemas. Entre otras cosas porque una buena parte de ellos se encuentran en nuestra propia forma de ser, que se extiende también a nuestra clase política y la forma que tienen que hacer las cosas. Pero, al menos, supone la respuesta a una necesidad. Como es que el sector aborde de forma conjunta los problemas más graves a los que debe enfrentarse, como son la información actualizada y transparente y la pérdida de consumo o las grandes dificultades con las que se incorporan al mismo las nuevas generaciones. Dos asuntos que figuran como objetivos prioritarios en el documento fundacional de la OIVE y que debemos confiar aborden desde el primer momento.

Superados algunos escollos de índole desconocida para mí (o que si me puedo imaginar prefiero no decir públicamente), el caso es que por fin parece que, con la colaboración necesaria del Ministerio (y la de alguna entidad de crédito que está dispuesta a participar para que su puesta en funcionamiento sea más ágil y eficiente), la OIVE comenzará a andar efectivamente. No sin antes modificar la representatividad de los socios fundadores, obligados por la incorporación de una nueva asociación que, como indican sus estatutos, ha demostrado más del 10% de representatividad de la rama profesional a la que pertenecen.

Así mismo, también parecen superados los primeros roces que surgieron con los Consejos Reguladores, los cuales se sintieron ninguneados en todo este proceso fundacional, y que parece que tras varias reuniones y su incorporación a la Comisión Consultiva, es ya una cuestión limada.

Y aunque ahora correspondería aquello de decir que superado lo más difícil ya solo queda comenzar a andar, casi mejor vayamos por partes y centrémonos en las modificaciones que deben firmar en los próximos días y la posterior publicación en el BOE. Ya tendremos tiempo de hablar sobre cómo funcionan, cuáles son sus primeros objetivos, qué proponen y cómo lo van a llevar a cabo.

Prudencia con las estimaciones

El viñedo despierta de su letargo invernal y con él llegan las previsiones sobre una cosecha, tan incierta, como impredecible. Es por todos sabido que cualquier estimación de cosecha que se realice en estas fechas carece de valor, pues si ya de por sí realizar una estimación de producción en agricultura resulta siempre complicado, cuando nos encontramos en una fase tan precoz de la cosecha y con tantos acontecimientos que pueden hacerla variar por delante, es totalmente imposible. Podemos, como así lo hacen diferentes colectivos a través de sus organizaciones, hacer reflexiones en voz alta sobre los posibles escenarios y dotarle de mayor o menor probabilidad según nuestro criterio o intereses. Pero, ya sea por una razón o por otra, estas valoraciones carecen de base científica y su importancia y consideración debe ir acorde a esta circunstancia.

De momento, lo único que sí podemos decir es que la sequía que en algunas comarcas españolas amenazaba gravemente la producción en estos últimos días se ha paliado considerablemente, lo que le permitirá a la viña su brotación sin demasiados problemas. También podemos decir que, hasta la fecha, y hasta hace bien poco se decía que San Isidro (15 de mayo), era la fecha a superar, las heladas apenas se han dejado notar. Y aunque es precisamente ahora cuando las enfermedades criptogámicas comienzan a encontrar el caldo de cultivo idóneo en el que desarrollarse, hasta el momento ni se han presentado (generalizando), ni nada hace pensar que con los tratamientos disponibles no vaya a ser posible controlarlas cuando lo hagan.

Así es que, y esto es solo una opinión, mejor dejar que la naturaleza vaya haciendo su trabajo, confiar en la profesionalidad, más que demostrada, de nuestros viticultores, y comenzar a considerar que ante cualquier estimación de cosecha que hagamos tendremos que tener muy en cuenta una circunstancia que nada tiene que ver con las que serán propias de cualquier cosecha y que van relacionadas con la entrada en producción de unas cuantas miles de hectáreas (solo en Castilla-La Mancha se calculan en torno a las veinte mil), con sistemas de plantación dirigidos a producciones por encima de los doce mil kilos por hectárea.

Y aunque esto no es más que una opinión que, aunque compartida, tiene sus detractores, lo que suceda en las próximas 6 u 8 semanas con las cotizaciones, puede ser el mejor indicador que tengamos sobre la próxima vendimia. La estrecha relación que tradicionalmente han presentado estimaciones de producción y las cotizaciones de nuestros vinos en los meses previos a la vendimia recoge con bastante exactitud cualquier inclemencia que suponga un hecho destacable de cara a la próxima producción.

De momento, lo que podemos decir al respecto es que, superadas unas primeras semanas de año, en las que los euros por hectogrado de nuestros vinos iban creciendo semana tras semana, consecuencia de la buena evolución de su actividad económica con resultados más que evidentes en aquel mercado del que disponemos de información, como es el de las exportaciones, la estabilidad parece haberse impuesto y la calma domina una demanda que limita sus contactos a la búsqueda de partidas concretas con las que cubrir necesidades muy específicas e ir cumpliendo con sus retiradas comprometidas. Actitud que tampoco difiere mucho de la mantenida por la oferta, a la que le restan pocas existencias con las que operar y la estabilidad de sus cotizaciones le permite contemplar las próximas semanas sin demasiados agobios por darle salida a lo poco que todavía tienen disponible.

Atención entonces a las noticias que vayan publicándose sobre la próxima cosecha para ir tomándole el pulso a la vendimia, pero prudencia con sus estimaciones y los intereses que puedan esconder.

Buena evolución del mercado

Según estimaciones de las principales cooperativas ciudadrealeñas, el volumen ya comprometido de la última cosecha roza el noventa por ciento, con unas excelentes previsiones para los próximos meses de cara a darle salida de forma rentable a una producción nacional que ha estado en los cuarenta y dos millones de hectolitros, de los que casi cinco se han destinado a la elaboración de mostos.

Y así debe ser, pues la fortaleza en las cotizaciones de los vinos es bastante notable y los datos de exportación (de consumo interno no existen datos) lo vienen a corroborar. Con un aumento en el volumen total de vinos en enero-febrero del 0,6% y del 8,3% en el valor, suponiendo un alza del 7,7% en el precio medio. Cifras que si nos centramos en lo sucedido en el interanual, mejoran notablemente en el volumen que aumenta un 6,7%, en el valor, que lo hace otro 6,6%, y deja prácticamente igual al precio medio que queda en 1,11 €/litro.

Buenos datos, sin duda, ya que la mayor parte de esta mejoría en nuestro mercado exterior viene de los vinos envasados, destacando especialmente los vinos con I.G.P. y con indicación varietal.

Por su parte el mercado interior, a pesar de la imposibilidad de disponer de datos, dado que las declaraciones de existencias que mensualmente debían presentar los operadores siguen sin terminar de ponerse en funcionamiento, entre otras cosas por la provisionalidad de un Gobierno en funciones y por un continuo cambio en los modelos de las declaraciones y la aplicación informática que debe facilitar su realización… pero bueno, como decía, a pesar de todo esto, la sensación en la producción, pero también de los representantes del canal Horeca, es que el mercado interno muestra señales claras de recuperación, con mayores consumos y mejores precios.

Ahora solo queda confiar en que las estimaciones de cosecha que puedan comenzar a circular en las próximas semanas no echen por tierra este halo de optimismo y que la profesionalidad de nuestros operadores haga sostenible un constante, pero moderado, crecimiento de nuestras cotizaciones que haga sostenible la existencia de todos los sectores que lo integran.