Es necesaria mayor atención

Hablar de viticultura es hacerlo siempre con un alto grado de incertidumbre. Es precisamente su mayor valor, el apego a la tierra, al origen; lo que hace impredecible su comportamiento de un año a otro. Y aunque la gran profesionalidad de nuestros viticultores y los grandes avances técnicos con los que cuentan mitigan esta sobreexposición, su dependencia del comportamiento climático en la campaña es absoluta. Predecir lo que pueda suceder y adelantarse a las posibles inclemencias que se presenten es la labor más importante, pero no la única. Amoldarse a los cambios, ajustar los medios productivos a esas circunstancias cambiantes y conseguir minimizar al máximo sus efectos sobre las cosechas, labor de todos.

En esta tarea de predicción de los posibles acontecimientos a los que tendremos que hacerles frente en los próximos años para realizar este acomodo a las nuevas condiciones de cultivo, los científicos tienen mucho que decir. Por más que nos lo hayan repetido y aún a riesgo de resultar cansinos, la evidencia con la que se presentan los efectos que sobre la maduración del fruto y los episodios extremos de lluvias o episodios de sequía, han llevado a algunas bodegas a “tirarse al monte”, como coloquialmente podríamos decir, con la traslación de nuevas plantaciones a lugares más frescos, más altos y alejados de aquellas zonas de producción en las que actualmente se producen los vinos más afamados del mundo.

Adelantos de un mes en las fechas de vendimia para los próximos 50 años predichos por la Universidad de La Rioja y Lleida como consecuencia del cambio climático sobre la fenología y la composición de las variedades Tempranillo, Garnacha o Mazuelo cultivadas en la D.O.Ca. Rioja no son más que otro nuevo aviso a navegantes sobre lo que nos viene encima y que ya hoy podemos comprobar fácilmente.

La adaptación parece la mejor forma de hacerle frente a las consecuencias que pudiera tener el cambio climático sobre la vitivinicultura. Investigar nuevo material vegetal (portainjertos y clones), pero también técnicas de cultivo (marcos de plantación, conducciones, orientaciones, podas…) así como prácticas enológicas que nos ayuden a extraer lo mejor de la uva y eliminar lo no deseado son aspectos a los que deberíamos dedicarles más recursos de los que lo hacemos si queremos tener éxito en mantener nuestro viñedo, evitar la deslocalización y el avance la desertificación en nuestro país.

Trump amenza al vino europeo

Baste con echar una simple mirada a la infografía que acabamos de publicar en nuestra web www.sevi.net con los datos de exportación del primer trimestre del año, para comprobar el peso que tiene Estados Unidos. Segundo país en valor, solo por detrás de Alemania y con el precio medio por litro más alto 3,37 €/l, solo superado por los 4,47 €/l de Suiza y muy por encima de los 1,08 al que lo exportamos de media.

Tampoco sería necesario estudiar mucho para saber que esto no es fruto de la suerte o que se trata de una situación coyuntural. El gran esfuerzo que han hecho todas las bodegas de la UE en ese mercado con importantes inversiones en campañas para afianzar y aumentar su presencia en el que ya es el primer país del mundo en consumo de vino; comienza a dar sus frutos.

Y es precisamente ese exitoso resultado de las grandes cantidades de dinero y esfuerzo que se ha hecho en estos últimos años lo que ha llevado a las bodegas californianas a pedirle al “señor presidente” que suba sus aranceles a los vinos franceses, actualmente de cinco centavos de dólar para los vinos tranquilos y catorce para los espumosos; cuando, según este mismo lobby cifra en 11 y 29 centavos respectivamente los aranceles con los que son gravados sus vinos al llegar a Europa.

El anuncio hace unos días de su intención de presentarse a la reelección en el 2020 manteniendo el slogan “American first” (América primero) y su gran verborrea a la hora de anunciar medidas cuyas consecuencias no acaba de valorar en su justa medida, le han llevado a amenazar con subir los aranceles a la importación de vinos franceses. Sin saber muy bien si no sabe que toda la Unión Europea es un solo origen y lo que quiera imponer a uno de sus miembros lo hace para el resto, o porque lo único que cala en su electorado es la mención explícita del país galo. El caso es que, de una forma u otra, si cumple su amenaza (esperemos que no, como en ocasiones anteriores) todos los países europeos nos veremos perjudicados, como ya nos hemos visto con otros productos como la aceituna negra con especial incidencia para nuestro país.

Una vez más los productos vitivinícolas corren el riesgo de ser tomados como rehenes de cuestiones de las que son totalmente ajenos. Tal y como ya sucediera con China y el conflicto que mantuvo con Alemania por las placas solares y que acabó generando una enorme factura en abogados para demostrar que no vendíamos nuestros vinos por debajo de los costes de producción y que llevó a unas cuantas bodegas españolas a tener que mostrar a las autorizadas chinas su “know how” y asumir la formación de sus operadores.

La globalización de los mercados es un hecho imparable, la internacionalización de nuestras bodegas, una asignatura que van superando poco a poco con grandes esfuerzos. Pero lo que resulta totalmente inadmisible es que sea el sector vitivinícola el que acabe siendo rehén de guerras que van mucho más allá de nuestros productos. La actual batalla que está librando Estados Unidos con el resto del mundo por mantener el dominio comercial y tecnológico mundial puede llegar a tener graves consecuencias ante las que protegerse se hace muy complicado, dada la debilidad de los productos agrarios y especialmente, dentro de estos, del vino.

Pensar en el comercio exterior, balsa de salvación de nuestro sector y única vía por la que generarle valor añadido a nuestros vinos y dejar fuera a las dos grandes potencias mundiales es algo totalmente impensable y bien haríamos si aumentásemos la presión sobre la debilitada Comisión Europea (en proceso de relevo por las últimas elecciones) para que se mostrara firme en este tema y defendiera los intereses del sector con mayor severidad ante las autorizadas comerciales estadounidenses o el mismísimo Congreso norteamericano.

Semanas de trámite

En un mercado dominado por la paralización y en el que el paso de los días pesa como una losa sobre las esperanzas de los productores, que ven acercarse las vendimias con unas existencias de 45,3 millones de hectolitros (datos Infovi a 30 de abril) muy superiores a las del pasado año (23,1%), cualquier incidencia climatológica es analizada y difundida con mayor interés de lo que merece su importancia. Así tenemos que, a pesar de encontrarnos en una fase tan incipiente del viñedo como pueda ser la floración, organizaciones agrarias y diferentes colectivos se han apresurado a dar a conocer sus primeras estimaciones. Coincidiendo todas ellas, con independencia del lugar del que se trate, en que nunca se verá superado el volumen de la pasada campaña.

Es posible que en todo esto algo haya tenido que ver la ralentización que están viviendo nuestras exportaciones, sustento del mercado, y que con datos del primer trimestre se han visto reducidas con respecto al interanual un -10,5% en volumen, quedándose en 20,25 Mhl y un -0,9% en valor dejando el precio medio en 1,42 €/litro.

Siendo el bag in box (entre 2 y 10 litros) la única categoría que presenta cifras positivas, con un incremento del 33,2%. Aunque más destacable resulta el comportamiento de los vinos con indicación de variedad y añada, que crecen un 4,2% en la categoría de graneles de vino blanco. Especialmente cuando son los vinos sin indicación de calidad, ni añada los que peor parados salen con retrocesos del 14,8% en envasados y del 17,3% en graneles. Con preocupante caída en los vinos con D.O.P., que rompen con su habitual estabilidad y pierden el -10,6% en envasados y el -9,2% en graneles, siendo cava el único que presenta un crecimiento del 0,9%.

Situación que, en mi opinión, debería hacernos reflexionar sobre la importancia de la puesta en marcha de la nueva extensión de norma que está previsto entre en vigor el próximo 1 de agosto, encontrándose actualmente en estado de consulta pública, y que contempla no solo el mantenimiento de acciones para la promoción del sector en mercados interiores y exteriores, sino también acciones encaminadas hacia la vertebración sectorial, acciones de inteligencia económica y de estrategia sectorial hacia un entorno estable de los mercados que incluirían sistemas de autorregulación.

La técnica de las 5W+2H

Puesto que sabemos que no es, ni tan siquiera, imaginable que, a corto plazo, el grado de fiabilidad de las estimaciones de cosecha que se publican en nuestro país mejore sustancialmente y que en ellas siempre existirá un factor subjetivo importante; lo mejor seguirá siendo hacerse eco del máximo número posible de ellas y recomendar encarecidamente, una y otra vez, tomarlas con la máxima prudencia y no olvidar que se tratan de vaticinios basados en un entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo.

Aun con ello, convendría no olvidar que sea cual sea el volumen que estimemos, tenemos una importante situación de desequilibrio entre lo que producimos y lo que utilizamos y que en la puesta en marcha de medidas que tiendan a buscar el acercamiento entre ambas cantidades se encuentra una buena parte de cuál será el futuro de nuestro sector.

Muy posiblemente, dentro de unos años nuestro mix de producto en la exportación haya cambiado y nuestro consumo interno aumentado. Pero, ni tan siquiera esa alentadora esperanza impide que sea necesario dotarnos de medidas que nos permitan disfrutar de una gráfica de precios lineal con una ligera tasa de crecimiento, que nos acerque a cotizaciones que hagan rentable el cultivo del viñedo e interesante la inversión en bodegas.

No podemos pedirle a los viticultores que renuncien a las posibilidades de mejorar la rentabilidad de sus cultivos, cuando se les ofrecen ayudas para hacerlo, como son los planes de restructuración y reconversión del viñedo y cuando los precios a los que se les están pagando las uvas exigen quintuplicar la producción histórica para alcanzar el punto de equilibrio en muchas zonas de España. Pero tampoco a las bodegas por trabajar en mantener esos precios unitarios tan bajos cuando no consiguen mejorar el posicionamiento de sus vinos en los mercados internacionales o aumentar el consumo en el interior.

Pero en este constante desacuerdo, en el que se vayan alternando las posiciones de dominio y nuestro desarrollo consista en el sometimiento de los otros no está la solución.

Primero, porque las posibilidades de seguir aumentando nuestras exportaciones son muy limitadas, Segundo, porque por más que consigamos atraer a nuevos consumidores (y que los actuales aumenten su dosis), el crecimiento que pudiera representar será claramente insuficiente para alcanzar ese punto de equilibrio. Y tercero, porque agronómicamente nos encontramos en un país árido, donde el agua es un bien escaso y preciado del que no podemos abusar como requieren esos altos rendimientos.

Luego parece que una ordenación de la producción sea la opción más viable para alcanzar un crecimiento sostenido y equitativo.

¿Qué? (What?) Medidas de regulación de la producción

¿Dónde? (Where?) En todo nuestro país.

¿Quién? (Who?) Está bien claro. Todos, sin personalismos.

¿Cuándo? (When?) Ya. El tiempo juega en nuestra contra.

¿Por qué? (Why?) Por ajustarnos a las necesidades de cada momento.

¿Cómo? (How?) Con medidas precisas y aplicables.

¿Cuánto? (How much?) La necesidad requerida en cada momento.

Que queremos entenderlo y somos capaces de ponernos de acuerdo; perfecto. Que no; pues no pasa nada, nos dejaremos en el camino a un buen número de parcelas abandonadas, de bodegas que cierren sus puertas e importantes extensiones de terreno desérticas. Eso sí, con unas altas dosis de cinismo que nos permitan eludir nuestras propias responsabilidades y trasladar a los “otros” su falta de visión y capacidad para afrontar el problema.

Pero que nadie se engañe, el sector seguirá existiendo y mejorando su rentabilidad y posicionamiento internacional.

Esa es una verdad que podemos aseverar.