La importancia de la relatividad

Si hace apenas un año nos hubieran dicho que íbamos a acabar 2020 con unas existencias de 65,107 Mhl, nada menos que un 13,2% más que el año anterior, sin que haya categoría o tipo de vino que se libre de presentar fuertes crecimientos en los stocks, que van desde el 8,5% de los vinos envasados hasta el 34,6% de los mostos. Que el consumo aparente iba a caer un 17,3% hasta situarse en poco más de 9,149 millones de hectolitros, perdiendo cerca de dos millones de los que conseguimos recuperar en 2019, cuando las campañas realizadas por la Interprofesional comenzaban a presentar datos positivos en esta batalla por recuperar consumo interno. O que en las exportaciones íbamos a perder un 3,6% del valor del vino y un 5,9% de su volumen. Nos hubiésemos echado las manos a la cabeza y descalificado, sin ningún miramiento, a quien se hubiese atrevido, calificándolo de un despropósito. Sencillamente, era un escenario totalmente inadmisible y carente de la más mínima posibilidad de suceder.
Pero es que, solo unos meses después, recién decretado el confinamiento duro y analizadas sus posibles consecuencias económicas, nos hubiese parecido un excelente contexto para una situación catastrófica que nos llevaba de cabeza hacia una nueva recesión, cuando los efectos de la anterior, la del 2008, todavía no los habíamos superado totalmente.
Una noria de ir y venir que hace muy complicadas las tomas de decisiones en un sector sacudido por la falta de músculo financiero, escasos recursos humanos y alta exposición al riesgo. Pero que, con más orgullo que recursos y asumiendo que a todos nos afectará esta situación y que lo importante es resistir para seguir ahí cuando se vaya recuperando la actividad, vamos sobrellevando y viendo más cerca su superación.
Hoy, salvo vaticinios políticos, más interesados en lanzar mensajes de optimismo que avalen sus gestiones, que en describir verdaderos escenarios en el corto y medio plazo; prácticamente no hay quien se atreva a fijar un horizonte de vuelta a la normalidad. Es más, ni tan siquiera es posible concretar cuál será esa “normalidad” a la que todos aspiramos y muy pocos (o nadie) saben en qué consistirá. Muy posiblemente, a largo plazo, dentro de tres o cuatro años, es posible que todo se parezca bastante a cómo vivíamos en diciembre de 2019. Pero también es muy probable que algunos de los cambios en nuestros hábitos de consumo, formas de comprar o de relacionarnos hayan cambiado ya para siempre. Y esos cambios, apoyados en el respeto al medio ambiente, cultivo ecológico y alimentación más saludable, nos sean beneficiosos y nos ayuden a mejorar la imagen y el valor de nuestros productos vitivinícolas.

One thought on “La importancia de la relatividad

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>