Un camino hacia la revalorización de los vinos

Si bien es cierto que, con el Infovi, la información estadística vitivinícola de la que dispone el sector ha mejorado sustancialmente. Al menos tenemos información (puntual y verificada) de lo que viene sucediendo con la producción y las salidas de vino según sus diferentes utilizaciones. Todavía son muchos los temas, algunos de ellos de vital importancia, de los que apenas tenemos datos o, sencillamente, no sabemos nada.

Uno de ellos es, sin ningún género de dudas, el relacionado con el valor. Para hablar de producción tenemos que esperar un año para que el Ministerio de Agricultura publique su estadística. En el caso de las utilizaciones, para las salidas a exportación: la información obtenida por la Interprofesional del Vino de España, con datos de Aduanas, disponemos de ellos con poco más de medio y medio de retraso. Pero, si hablamos del valor del consumo en el mercado interior, esa información, ni se la tiene, ni se la espera de fuente oficial en un tiempo “prudente”. Y sólo conocemos la elaborada por consultoras privadas y que consideran interesante publicar los datos desglosados del vino.

En esta ocasión ha sido Circana, quien, en su análisis anual del mercado de gran consumo en distribución moderna en España, ha dado a conocer las cifras interanuales a marzo de 2025, relativas a las ventas de vino (sin contar espumosos) y que cifra en 1.754,6 M€, con un incremento del 2,04% respecto al año precedente. El 65% de esas ventas corresponden a vinos españoles con D.O.P., liderados por la D.O.Ca. Rioja con 345,3 M€ aunque con apenas un 0,95% de crecimiento. Que es significativamente fuerte el que presentan los vinos amparados por la D.O.P. Rías Baixas, que se sitúa en un 10,76%.

Lo mismo se podría de decir de Ribera del Duero y Rueda que de las Top 5 indicaciones de calidad españolas son las que más crecen con un 4,43% y un 4,10% respectivamente. Crecimientos similares a los que experimentan los vinos aromatizados (vermuts) con un 4,48%, la sangría y tintos de verano (productos elaborados a base de vino) con un 3,78% y los vinos de aguja con bajo contenido alcohólico que lo hacen un 2,66%.

Datos que vienen a corroborar lo que ya barruntábamos que estaba sucediendo y que ha llevado a muchas bodegas a dirigir su mirada hacia la elaboración de productos a base de vino (algunos de ellos ni tan siquiera es posible definirlo como tal) y cuyo consumo en está adquiriendo protagonismo en momentos diferentes y por parte de un público más joven del que, hasta ahora, venía siendo habitual.

Y, aunque pudiera parecer un tanto aventurado decir que este tipo de consumo podría ser la puerta de acceso a la cultura del vino que lleve a categorías de producto de mayor complejidad, calidad y precio. Cuando menos es una forma de dar salida a una producción que a las bodegas lleva mucho tiempo (desde la pandemia) atragantándosele y que está generando muchos problemas de futuro.

Tampoco es desdeñable la cifra de crecimiento de la categoría de vinos generosos y de licor del 3,57%. Especialmente por tratarse de un tipo de vino de bajo consumo, reducida frecuencia y exigente en un mínimo de formación.

Cifras que, en términos generales, no podríamos decir que son para sentirnos satisfechos, pero que, ante tanto pesimismo como el que parece haberse adueñado del sector, son una pequeña luz al fondo de un túnel que nos ha de conducir, de manera irremediable, a la revalorización de nuestros vinos.

Deja una respuesta